Hoy, nos proponemos daros nuevos motivos para que toméis conciencia de que en nuestras seis comarcas hay grandes afinidades culturales e históricas difuminadas hoy día debido a los límites político-administrativos de las actuales provincias y comunidades autónomas que condicionan nuestra falta de cohesión aparente en oposición a la tradicional relación natural que existe en la práctica.
La conciencia como un ente único con características comunes se encuentra en estado latente actualmente, ya que oficialmente pertenecemos a tres provincias (Córdoba, Badajoz y Ciudad Real) y a tres comunidades autónomas (Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha) diferentes pero nada más lejos de la realidad.
Resulta pretencioso rememorar la antigua Beturia Túrdula, la Soliense Romana, el Reino Visigodo de Ardabasto o el Fahs al-Ballut Andalusí como motivo para querer e intentar recuperar la conciencia histórica de la región pero son realidades que sin duda, no han hecho otra cosa que ir conformando nuestra identidad. Sin embargo, ha habido otros factores más decisivos en la formación de nuestra particular idiosincrasia, tales como factores geográficos, culturales, lingüísticos, económicos o sociales.
En este caso, nos valdremos de citar un libro quizás poco conocido para la inmensa mayoría pero que toca un tema de actualidad en nuestro país; se titula “Proyecto de una nueva división territorial de España” del geólogo español Lucas Mallada escrito en 1881 en el que se cuestiona la actual organización territorial y expone ya en el siglo XIX la existencia del problema y la necesidad de que nuestros políticos lo traten destacando la ineficiencia del modelo actual así como el sinsentido de seguir manteniendo las antiguas provincias sobre los límites de los antiguos reinos históricos que conformaron la actual España. El lector, sin duda, se dará cuenta en pocos segundos de que la España de 2014 es la misma que la España de 1881 respecto al tema que trata.
Lucas Mallada nos habla de que la división territorial hoy existente es defectuosa, de las principales dificultades para emprender una reforma, de que una división rigurosamente científica sólo debería ser confeccionada por el Instituto Geográfico, de que debiera establacerse una división provisional menos drástica al principio hasta obtener la definitiva, de las condiciones que debería seguir y de sus consecuencias económicas.
Proponía un número menor de provincias para evitar un gasto innecesario huyendo de los provincialismos o localismos para hacer frente al caciquismo que se había instaurado y defiende la coherencia geográfica y cultural para formar provincias y regiones, sobre la tradicional división histórica por reinos que no forman entes homogéneos.
En lo que atañe a Balutia, destacamos este párrafo encontrado en las páginas 15-16:
Los andaluces y el resto de los españoles estamos de acuerdo en admitir que en cuanto se baja Despeñaperros, rápidamente se presentan al viajero otro país, otro cielo, otras costumbres. Andalucía aparece como por encanto formando un verdadero contraste con La Mancha, su vecina. Y, sin embargo, ¡qué error más craso sería el suponer que los límites de Ciudad Real con Jaén y Córdoba son precisamente una línea que separa dos países totalmente distintos. En otras partes están las diferencias. Qué no es Sierra Morena una barrera en sus cumbres, todas de poca altura, sino dilatada comarca que a las tres provincias afecta. En Pozoblanco, en Belalcázar, en Fuente Obejuna se ven los mismos tipos, iguales carácteres, idénticas costumbres que en Puertollano, en Almadén y Castuera, y muy distintos de los que se notan al otro lado del Guadalquivir, al cabo de largo trecho de territorio tan andaluz como Málaga y Sevilla. Idénticas observaciones haríamos entre Extremadura y Andalucía por un lado y Castilla por el otro.
O sea, lo que podemos deducir del citado párrafo es que en Los Pedroches, Valle del Guadiato, Valle de Alcudia y La Serena (antiguo Fahs al-Ballut del que deriva el nombre latinizado Balutia) existen los mismos tipos, iguales carácteres e idénticas costumbres y muy distintos de los que existen al Sur del Guadalquivir por lo que deja al descubierto que tenemos una misma cultura diferente a la típicamente considerada como andaluza que no hace más que confirmar la ancestral diferencia entre las antiguas Beturia y Turdetania, que los romanos unieron en la Bética.
Sin embargo, Lucas Mallada en páginas posteriores (26-27) comentando su propuesta de reforma en lo que a las provincias de Badajoz, Córdoba y Ciudad Real se refiere, comenta:
Siempre se ha juzgado excesivamente grande para dos provincias el territorio de Extremadura y la excentricidad de sus dos capitales influye mucho en hacer patente su injusta desproporción comparadas con las demás provincias de España. Juzgamos preferible el primitivo proyecto de considerar tres deslindadas por el Tajo y el Guadiana, con algunas adiciones que vamos a enumerar. El tercio meridional de Extremadura debe formarle la parte comprendida a la izquierda del Guadiana, más la fracción que de este río y no del Guadalquivir depende hasta la izquierda del Chanza y el nacimiento del Odiel. Recibe de Sevilla casi todo el distrito de Cazalla y de Córdoba la fracción de Fuente Obejuna e Hinojosa que vierte sus aguas al Zújar hasta su unión con el Guadalmez, afluente también del Guadiana. En cambio el distrito de Herrera del Duque debe pasar a Cáceres o a Ciudad Real. Zafra sería el punto más céntrico y más favorable para capital de esta provincia así limitada.
Lo que sacamos en claro de este segundo párrafo es que deseaba formar una provincia al sur del Guadiana con partes del Norte de Huelva (Sierra de Aracena), Norte de Sevilla (Sierra de Constantina, llamada actualmente Sierra Norte) y Norte de Córdoba (Los Pedroches y Valle del Guadiato), o lo que es lo mismo, la antigua Beturia. Sin embargo, inexplicablemente mantiene la mayor parte de Los Pedroches y Valle del Guadiato en la provincia de Córdoba mientras que propone ceder parte de La Siberia a la provincia de Ciudad Real.
En conclusión, podemos decir que ya desde hace siglos los intelectuales sabían que Balutia (antiguamente Beturia y Fahs al-Ballut) formaba una región cultural e histórica común aunque la manera de distribuirla en provincias o regiones variaba arbitrariamente según el criterio personal de cada uno pero con el paso del tiempo, la ignorancia de la historia y el establecimiento de las provincias fiscales y las autonomías hicieron desaparecer esta conciencia cultural que nosotros nos hemos propuesto rescatar del olvido y devolver a nuestra región en la época actual.
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